La fábrica transparente

A medida que nos adentramos en un mundo cada vez más digital y automatizado, las condiciones de trabajo cambian y, con ellas, la misma idea del trabajo. A lo largo del siglo XX, la idea del trabajo sirvió de base para desarrollar una creciente conciencia trabajadora. En la economía posfordista en que vivimos actualmente, el trabajo se ha hecho más flexible, precario y ubicuo, y a menudo ya no nos define como individuos. Los mensajes que recibimos constantemente en el móvil extienden los límites temporales del trabajo más allá de la jornada laboral, e incluso cuando nos relajamos en una red social o plataforma, no podemos evitar seguir trabajando de manera no remunerada, en la medida que creamos contenidos o generamos datos que otras empresas transformarán en perfiles comerciales, patrones conductuales o entrenamientos para herramientas de inteligencia artificial. En la fábrica transparente, se hace cada vez más difícil distinguir cuando somos dentro y cuando somos fuera.

Los videojuegos son unas arenas especialmente movedizas en este proceso de transformación. Si bien acostumbramos a pensar cómo en una actividad de ocio, o como en un momento de evasión, los videojuegos cada vez se asemejan más a un complemento de la jornada laboral, al mismo tiempo que el trabajo también adopta progresivamente componentes de los juegos, reconvertidos en herramientas de control. Partidas cortas, normas simples, rutinas repetitivas y un balance meticulosamente calibrado entre gratificación y frustración son los ingredientes de una nueva ergonomía digital que conquista las pantallas y confunden los límites entre tiempos de ocio y tiempo de trabajo, entre improductividad e hiperactividad.

Esta exposición despliega una serie de paisajes que nos interrogan sobre la relación entre los videojuegos y el trabajo, así como sobre el valor del tiempo y la imaginación. También nos acerca a otras maneras de entender la imagen en movimiento, en un momento en que, por un lado, las imágenes se desprenden de la realidad y zarpan movidas por el viento de los algoritmos, mientras que, por otro lado, se revelan más enjarjes que nunca a la acción del cuerpo y del movimiento, convertido en la nueva fuerza de la sangre que acciona los engranajes simbólicos de una actividad que ya no denominamos trabajo.

Marta Azparren se mueve entre el cine experimental, las artes vivas y el dibujo. Su obra reflexiona sobre la actividad artística, con una atención especial por las conexiones entre creador, espectador, obra de arte y contexto expositivo. Sus propuestas audiovisuales sobrepasan los marcos convencionales de la imagen para proyectarse en prácticas como el cine expandido, la edición en vivo, la spoken cine o la videoinstalación. Su obra ha sido proyectada y galardonada en numerosos festivales internacionales de cine y video, exposiciones y ferias de arte. Recientemente ha publicado el ensayo Cine ciego. Detener el flujo de las imágenes.

Raquel Friera ha estado obsesionada, desde sus primeras piezas, con el tiempo como herramienta de control político. Durante su recorrido artístico, se ha interrogado sobre la pérdida de tiempo, el tiempo libre, el tiempo de espera, el tiempo de cuidados, el tiempo de la maternidad, o la crononormatividad como régimen temporal de poder. Ha expuesto en espacios como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, CentroCentro (Madrid), el MUSAC (León), Casal Solleric (Mallorca), Fundación Tàpies, Galería ADN Platform, La Capella o La Virreina (Barcelona), así como a La Compagnie (Marsella), Projektraum LS43 (Berlín) o MUAC (México).

Roc Parés se define como artista investigador en comunicación interactiva. Sus trabajos artísticos se caracterizan por la experimentación poética y crítica con las nuevas tecnologías, rehuyendo planteamientos tecnosolucionistas y apostando en cambio para observar como nos comunicamos con estas tecnologías. Desde 1995, es profesor e investigador del Departamento de Comunicación de la UPF. Ha presentado sus piezas en espacios como el CCCB, la Fundación Joan Miró, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid), la Tate Gallery (Londres), el Arte Gallery of Ontario o lo Centro Cultural de España en México, entre otros muchos.

Marc Villanueva Mir desarrolla su actividad artística en el ámbito de las artes escénicas, entendida en un sentido amplio. Se interesa especialmente por la idea de juego y sus posibilidades para la investigación artística, así como por la performatividad de la ciencia, la literatura y las tecnologías digitales. Ha presentado sus proyectos en contextos como el Festival TNT (Terrassa), el Festival Fasto Forward (Dresde) o la Schaubude (Berlín), y ha sido artista residente en espacios como el centro de artes Santa Mònica, el Teatro Libre o el Frankfurt LAB.